miércoles, 20 de julio de 2011

Se va Lanzini, otro gran proyecto mal manejado



Mauro Spinassi

El enlace de tan solo 18 años ya ceró su incorporación al Fluminense de Brasil. La operación se realizó a préstamo por un año a cambio de 400 mil dólares, y con una opción de compra de 15 millones de euros. Las negociaciones fueron muy rápidas, y en la misma noche de ayer se le informó al entrenador Matias Almeyda, quien dió el visto bueno.

Si bien Manuel Lanzini nunca pudo afianzarse en la primera de River, el club se desprende de un jugador con un importante potencial, que esperemos, se pueda disfrutar en el futuro. Primero con Ángel Cappa, y luego con Juan José López, el juvenil de Ituzaingó no tuvo regularidad, y en los partidos que jugó, pese a demostrar calidad y un alto nivel técnico junto con una buena capacidad de desequilibrio, siempre dio la sensación de que aún le faltaba moldearse y adquirir más experiencia antes de poder integrar el primer equipo. Claro está, que siendo muy joven le tocó formar parte del peor River de la historia, con presiones que no son las mismas en cuanto a la lucha por mantener la categoría, pero de todas formas es una realidad que nunca dio lo que se esperaba de él. Es posible que con más años y con un equipo más competitivo, y llevado de a poco, su rendimiento hubiera sido distinto.

Lo cierto es que en los últimos años son muchos los juveniles que pasan sin pena ni gloria por el club. Darío Conca, actualmente el quinto jugador mejor pago del mundo, y amado en Brasil, es un claro ejemplo en este rubro. Similares son los casos de Mateo Musacchio, Juan Antonio o Damián Lizio, quienes jugaron poco y nada y luego se fueron. La lista de nombres puede hacerse extensiva en los próximos días, en caso de que se desvinculen Germán Pezzella (quiere ser titular), Daniel "Keko" Villalva (lo pretende Olimpo) o Mauro Díaz (estaría cerca de Lanús). Todos juveniles del semillero que no pesaron en la primera, con más o menos participación. Si pensamos además en otros como Gustavo Bou, Maximiliano Coronel, Fabio Giménez, Andrés Ríos, René Lima, José San Román o Maximiliano Oliva, entre otros, es inevitable la pregunta de como manejó River el tema del proceso de sus jugadores entre las inferiores, la reserva y la máxima categoría.

Por supuesto que hay casos distintos. Erik Lamela fue una gran aparición y se lo vendió ante una oferta irresistible; Leandro Chichizola demostró estar en condiciones para hacerse cargo del arco millonario, suplantando nada menos que a Juan Pablo Carrizo; Roberto Pereyra es un volante que no por nada, es observado por grandes de Europa. Y es cierto que en el viejo continente, el semillero de River dice presente, y se anota en grandes potencias, tales como el Barcelona (Mascherano), o el Real Madrid (Higuaín). Pero la realidad indica que en estos últimos tiempos son más los jugadores que debutan en River, y no son destacados, o su paso es efímero, a aquellos que triunfan y se destacan por sobre los demás, haciendo honor a la camiseta y a la historia.

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