Mauro Spinassi
Si hay un jugador que siempre tuvo la intención una y otra vez de vestir la camiseta de River es Ariel Ortega. Eso es indudable e incuestionable. No solo su espléndido juego, sino también su amor por la camiseta fueron los puntos principales para consagrarlo como un ídolo total para el hincha millonario. Y cuando se perdió la categoría, El Burrito nuevamente se puso a disposición de la institución, declarando que con la banda roja jugaría en cualquier división. Sin embargo, Matias Almeyda rápidamente descartó la posibilidad de la vuelta del "Ortega jugador", y le ofertó formar parte del cuerpo técnico. Esta propuesta no solo fue desestimada por el jujeño, sino que además la tomó como una ofensa.
En los últimos dias tomaron mucha fuerza los rumores de que Ortega inhibiría al club, a partir del reclamo de una importante deuda económica que el club mantiene con él, la cuál será aún mayor, ya que tiene contrato por dos años más. Y fue en la charla entre el vicepresidente, Diego Turnes, y el contador personal de Ariel, Fabián Lancillota, para solucionar este conflicto, que resurgió la posibilidad de su vuelta como futbolista. La idea dirigencial sería convencer a Almeyda de que Ortega vuelva al equipo, cosa que parece difícil, ya que el pelado declaró que no lo tiene en cuenta.
En este contexto y en caso de que se concrete su vuelta, se abre un interrogante. ¿Es realmente positivo? Nadie duda de lo que fue el burrito como jugador, ni el merecimiento de su idolatría. A cualquier hincha de River le gustaría verlo retirarse con gloria y la banda en su pecho, y no en el banco de All Boys. Pero sería un error imponerselo a un DT que no lo quiere, y en el hipotético caso de su ausencia en la cancha en un resultado adverso, puede ser un grito de guerra para la gente. Sus posibles ausencias a entrenamientos tampoco colaboran en cuanto a la unidad del grupo. Es por eso que hay que tener todo en cuenta, porque hoy lo importante es River, por encima de los nombres y los hombres.
Gol de Ortega a Boca
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